Libia

ANTECEDENTES
Libia (en árabe: ‏ليبيا o‎ Lībiyā) es un país del norte de África ubicado en el Magreb Su capital es Trípoli. Limita con el mar Mediterráneo al norte, al oeste con Túnez y Argelia, al suroeste con Níger, al sur con Chad, al sureste con Sudán y al este con Egipto.
Actualmente al país se le adjudica la esperanza de vida más alta de África continental (si se cuentan a las dependencias sólo es superada por la isla británica de Santa Helena), con 77,65 años. También cuenta con el PIB (nominal) per cápita más alto del continente africano, y el segundo puesto atendiendo al PIB per cápita en paridad de poder adquisitivo (PPA). Además, Libia ocupa el primer puesto en índice de desarrollo humano de África.

Geografia
El país se caracteriza por sus grandes extensiones de desierto sahariano que cubren la totalidad del país a excepción de una estrecha franja litoral, donde se encuentran los principales núcleos de población del país, como Trípoli y Bengasi. En la región, este desierto toma el nombre de desierto Líbico.
Libia posee 1.770 km de costa sobre el mar Mediterráneo, pero hacia el interior del país no hay presencia de aguas superficiales. El territorio es totalmente seco, pero el subsuelo tiene reservas de agua enormes en el sur del país, en la frontera con Chad. Estas reservas forman una capa freática de agua fósil que cubre un área equivalente a la superficie total de Alemania.

Cultura
82,6 % de la población libia sabe leer y escribir, y los jóvenes estudian hasta una media de 17 años.
Los documentos, y archivos oficiales del país, se encuentran en la capital, Trípoli, donde también se encuentra la Biblioteca nacional. Sin embargo, la mayor biblioteca del país, que contiene unos 300.000 volúmenes, se encuentra en la ciudad de Bengasi, en la Universidad de Garyounis. La mayoría de los museos del país se encuentran en Trípoli, destacando el Museo de Leptis Magna en la ciudad de Al-Khums.
Libia cuenta con cinco sitios declarados "Patrimonio de la humanidad" por la Unesco: el sitio arqueológico de Leptis Magna, el sitio arqueológico de Sabratha, sitio arqueológico de Cirene, el sitio rupestre de Tadrart Acacus y la Ciudad vieja de Ghadames.


TRATADOS COMERCIALES

Venezuela y Libia firmaron 10 acuerdos bilaterales enfocados en ampliar la cooperación, entre los que destaca la creación de un Fondo Conjunto de Inversiones por mil millones de dólares. Con este acto culminó la visita oficial del presidente Hugo Chávez a la nación africana, la penúltima escala de su gira internacional.
El total del Fondo Conjunto de Inversiones Venezuela – Libia, será aportado en partes iguales por ambos países.
“Cada uno va a poner 500 (millones de dólares) para inversiones conjuntas aquí, allá o hasta en terceros países del ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), otros de América Latina, países de África y otras partes del mundo”, expresó el mandatario venezolano.
De acuerdo a declaraciones del presidente Chávez, otro de los acuerdos que firmó con su par de Libia, Muammar Al-Qaddafi, contempla la creación de una línea aérea compartida Caracas-Trípoli.
“A Al-Qaddafi le gusta mucho Margarita, entonces él dice qué bueno es hacer turismo Mediterráneo- Margarita, cruceros por el Mediterráneo, por el Caribe”, agregó el presidente Chávez en torno al impulso de líneas de transporte entre Libia y Venezuela.
Margarita es la mayor de las tres islas que conforman en única estado insular de Venezuela, Nueva Esparta (noreste), donde el año pasado se celebró la II Cumbre de América del Sur-África (ASA), a la que asistió el líder libio.
En lo que respecta a los temas de agricultura, transporte marítimo, petróleo y minería, también se concretaron convenios bilaterales.
“Libia, por ejemplo, importa hierro. Estamos interesados en colocar nuestro hierro y cuando hablamos de Trípoli hablamos del Mediterráneo. Ustedes saben la ubicación de Trípoli, en el centro del eje entre el Mediterráneo occidental y el Mediterráneo oriental”, aseveró Chávez.
El presidente venezolano calificó los acuerdos alcanzados como “importantísimos convenios que son de alto interés para el pueblo venezolano”.
“Son acuerdos producto de intensos trabajos. Son acuerdos científicos, producto de mucho trabajo, de mucho intercambio entre nuestros cancilleres, nuestros hermanos ministros y demás equipos técnicos”, puntualizó.
El mandatario ofreció las declaraciones minutos antes de partir a Portugal, a donde llegó para establecer otros convenios de cooperación con ese país y finalizar la gira que emprendió el pasado 13 de octubre, y que lo llevó a Rusuia, Bielorrusia, Ucrania, Siria y Libia.

El ministerio de Relaciones Exteriores de Ecuador la firma en Libia de varios acuerdos comerciales entre productores y empresarios ecuatorianos y la Empresa Nacional del país árabe (ENMA) que beneficia al sector bananero, del atún y del azúcar.
Los acuerdos suscritos incluyen la compra venta de 70.000 cajas semanales de bananos, durante cinco años, procedente de pequeños productores de las provincias de El Oro, Guayas y Cotopaxi.
También contemplan la compra venta de atún fresco y procesado con las empresas ecuatorianas Berkel S.A. y Asiservy, S.A., aunque no se ha definido el precio, la cantidad y el plazo, añadió el texto oficial.
Además, también se acordó la compra venta de azúcar a granel "de procedencia brasileña" con el empresario ecuatoriano Guillermo Cartagena, también sin definición de precio, cantidad y plazo.
Los acuerdos alcanzados con Libia suponen para Ecuador un paso más en la política que adelanta el Gobierno de abrir nuevos mercados para sus productos tales como Rusia, China o Irán.

                      

PERSONAJES IMPORTANTES

Idris I de Libia 
primer y único rey de Libia Muhammad Idris al-Senussi nació enYarabub y era hijo de Sayyid Muhammad al-Mahdi bin Sayyid Muhammad al-Senussi y de su quinta esposaAisha bint Ahmad al-Syrte, a la vez nieto del fundador de la cofradía islámica sanusí, Sayyid Muhammad bin 'Ali as-Senussi. Heredó el liderazgo de esta poderosa hermandad en 1916, lo que le convirtió en la figura más influyente de Cirenaica (en la actualidad, región del noreste libio) en calidad de emir. Durante los años siguientes, dirigió la lucha contra la colonizaciónitaliana de Cirenaica. Después de la gran invasión italiana de 1922, Idris se vio obligado a exiliarse enEgipto durante dos décadas. Una vez concluida la II Guerra Mundial en 1945, y mientras la Organización de las Naciones Unidas (ONU) debatía el futuro del norte de África, tras la derrota y retirada de las tropas italianas, Idris consolidó su base política y finalmente proclamó la independencia de Cirenaica bajo su liderazgo, en 1949
Muamar el Gadafi
líder de facto de su país desde el 1 de septiembre de 1969. Aunque oficialmente no ocupa ningún cargo público, se le atribuye el título honorífico de Líder de la Revolución o Hermano Líder y Guía de la Revolución, según declaraciones del gobierno y funcionarios de prensa. Como parte de su programa socialista de gobierno, Gadafi nacionalizó en la década de 1970 toda la empresa privada, incluyendo la tierra, la industria petrolera y los bancos, y permitiendo sólo los pequeños negocios familiares. Durante su estancia de varias décadas en el poder ha promovido lo que para el coronel Gadafi es la ideología y el estado socialista ideal para el Tercer Mundo, la tercera teoría universal y la Yamahiriya, respectivamente.
Mohamed Abdul Quasim al-Zwai 
es un político libio que ocupa el cargo de Secretario General del Congreso General Popular desde el 26 de enero de 2010, sustituyendo a Imbarek Shamekh. Amigo íntimo de Muammar Gaddafi, fue el primer embajador libio en el Reino Unido tras la reanudación de las relaciones diplomáticas. En Libia es considerado un político moderado y pragmático.
al-Baghdadi Ali al-Mahmudi
Fue nombrado Secretario General del Comité Popular General, equivalente al cargo de primer ministro de Libia, el 5 de marzode 2006, sucediendo en el cargo a Shukri Ghanem. Mahmudi es licenciado en medicina, y es especialista en ginecología y obstetricia.


Mahmudi ocupó el cargo de viceprimer ministro entre junio de 2003 y marzo de 2006, momento en el que accedió al cargo de Primer ministro. Anteriormente a ocupar el puesto de viceprimer ministro había sido ministro de sanidad.
Como vicesecretario general del Comité Popular General de Libia para la Producción, supervisó el desarrollo de dos grandes proyectos de infraestructuras en Libia: el proyecto del Gran Río Artificial, y el proyecto de Ferrocarriles. Las tres fases del proyecto del río, tuvieron un coste estimado de más de 18.500 millones de dólares estadounidenses.

Mustafa Mohamed Abud Al Jeleil
Fue Ministro de Justicia en el régimen de Muammar Gaddafi. Ha sido identificado como el presidente del gobierno de transición con sede en Bengasi, opuesto al de Gaddafi en Trípoli.
Zentani Muhammad az-Zentani
político de Libia. Fue el primer ministro de iure de su país desde 1992 hasta 2008 cuando fue sucedido por Muftah Mohamed Ekeba. Fue el secretario general del Congreso General del Pueblo sucedido por Mohamed Abdul Quasim al-Zwai. Su poder real es muy limitado, dado el control ejercidode facto sobre el mismo por el líder Muammar al-Gaddafi.
Mubarak Abdallah al-Shamikh
es un político libio que ocupó el cargo de Secretario General del Congreso General Popular de Libia desde el 5 de marzo de 2009, sustituyendo a Muftah Mohamed Ekeba, hasta el 26 de enerode 2010; fue sucedido por Mohamed Abdul Quasim al-Zwai. Además de ocupar diversos ministerios, fue Primer Ministro desde 2000 a 2003.


SUCESOS CULTURALES

La vida cultural Libia gira en torno a sus tradiciones populares. A menudo celebran festivales de música y danza. La música tradicional es típicamente árabe, esta basada en la combinación de flautas y tambores.
Libia es un país musulmán muy conservador en sus formas. El alcohol como sabemos está prohibido y la
socialización entre los diferentes sexos muy limitada. Probablemente lo más relajado sean las playas de Bengasi, donde se pueden jugar al tenis y practicar algunos deportes náuticos.En los últimos años ha habido cambios en la vestimenta. Las mujeres de más edad siguen usando el "barracano", una prenda larga y suelta que las cubre de la cabeza a los pies, dejando a la vista sólo un ojo, pero la gente joven se viste con indumentaria europea.
La riqueza cultural de Libia proviene de los numerosos pueblos que pasaron por su territorio dejando su huella.
Las ruinas griegas y romanas conviven con una cultura musulmana y árabe que el régimen de Ghaddafi se ha encargado de conservar y potenciar.
El país respeta las principales fiestas del Islam, y tiene también algunas fiestas nacionales propias. Los días festivos oficiales son: 2 de Marzo (Declaración de Jamahiriya), 11 de Junio (evacuación de las bases militares extranjeras), 1 de septiembre (Día de la Revolución) y 26 de Octubre (Día de Duelo); este día se conmemora a los Libios asesinados o exiliados por Italia, se cierran hasta las fronteras y no se pueden hacer llamadas Internacionales.
No podemos dejar de mencionar un festival anual que debido a su autenticidad nos ofrece la mejor de las oportunidades para conocer la realidad cultural de Libia, se trata del festival de Ghadames, el cual se celebra cada año y es un festival folklórico internacional, que está considerado como uno de los acontecimientos turísticos más importantes de Libia. Durante los días que dura el festival se concentran en la antigua ciudad de Ghadames distintas y muy variadas manifestaciones artísticas relacionada con la vida y costumbres de esta zona del país. Entre otras actuaciones y actividades se pueden observar danzas folclóricas y muestras de artesanía local.
Comidas típicasLa cocina Libia, como la toda el África Septentrional, tiene el cuscús como plato principal. Como herencia de la dominación Italiana han quedado en su dieta numerosos platos de pasta, siendo el macarrón la estrella. La carne de cordero es la más tradicional, seguida de la de camello. Casi todas las comidas se acompañan de una sopa picante que suelen contener pasta y cordero.
En el interior se pueden probar platos típicamente saharianos como el ftaat hechos con pastelitos de trigo cubiertos de carne y salsa. En la costa se puede comer pescado de primera calidad.
En cuanto a la bebida, no hay muchas opciones debido a la prohibición del alcohol, disponen de gaseosas extremadamente dulces.
El agua hay que tomarla embotellada.


CATASTROFES


Libia: una catástrofe humana que puede dejar pequeño a cualquier tsunami

Hace exactamente una semana el mundo miraba aún, entre asombrado y espantado, a las consecuencias inmediatas del terremoto que sacudió la costa occidental de Japón y del tsumani que después barrió kilómetros tierra adentro y acabó con pueblos enteros y con miles de vidas. La alarma nuclear apenas empezaba a asomar, y las noticias que llegaban desde Fukushima hablaban de fallos en el funcionamiento de la central y de una explosión que, decían las autoridades niponas, no había afectado al reactor.
En estos siete días, sin embargo, la situación de la antigua y obsoleta instalación atómica ha ido empeorando sin remedio, y la posibilidad de un desastre nuclear de las proporciones del de Chernobil ha planeado sobre todo el planeta. Quien más, quien menos, todos hemos evocado las imágenes de muerte, destrucción y enfermedad que dejó tras de sí el accidente de las instalaciones ucranianas hace 25 años, y el debate sobre la energía atómica a vuelto a cobrar fuerza.
A falta de conocer las consecuencias definitivas del colapso de la central nuclear de Fukushima, buena parte de la población mundial, especialmente en aquellos países que tienen instalaciones de este tipo, se pregunta si merece la pena correr el riesgo de que sus pueblos, ciudades y naciones queden contaminados irremediablemente por una fuente de energía que, por mucho que se empeñen algunos lobbies, sí tiene alternativa. Existen dos variables para medir el riesgo de un acontecimiento: la probabilidad de que suceda, y sus consecuencias. Y lo ocurrido en Japón nos vuelve a demostrar que, en esta materia, las enormes consecuencias de una catástrofe amortiguan por completo las lecturas optimistas sobre las escasas probabilidades de que ocurra.
Una Fukushima al lado de Euskal Herria
En Euskal Herria, cuando hablamos de instalaciones nucleares, y cuando se cumplen tres décadas de la pelea que acabó con el proyecto de Lemoiz y sus hermanas en la costa vasca, hoy en día todos fijamos la mirada en el valle burgalés de Tobalina, en la central de Santa María de Garoña. Han sido muchas las personas y organizaciones que en las últimas jornadas han recordado que Fukushima y Garoña son «hermanas gemelas», y cuando en los medios han visto las explosiones de los reactores japoneses, el vapor radiactivo escapando sin remedio, niños y ancianos midiendo la radiación que ha llegado a sus cuerpos, no han podido evitar verse reflejadas.
Portavoces de la industria atómica han tenido la desvergüenza se declarar, para contrarrestar el estado de opinión creado por el «apocalípsis» japonés, tal como lo calificó el comisario europeo de Energía, Günther Öttinger, que Garoña está capacitada para aguantar un movimiento sísmico hasta tres veces superior al previsto en la zona en la que se ubica. Sin especificar cuánto es eso, ni qué pasaría si el terremoto fuera 3,1 veces superior al «previsto». Qué pasaría si el Ebro se desbordara como nunca lo ha hecho al pasar por el valle, o si se cortara drásticamente el suministro eléctrico de la central, como ha sucedido con su hermana japonesa. Es muy difícil que esto suceda, cierto, pero nadie esperaba un terremoto de 9 grados en la escala Richter que causara un tsunami de 15 metros en Japón. Las consecuencias de que ocurra lo imposible son inasumibles, y Garoña no debe estar en funcionamiento ni un día más.
Terremoto político en los países árabes
Si en Japón la fuerza de la naturaleza y la incapacidad del ser humano de aprender de sus errores han llevado la desolación, en Libia toda la responsabilidad recae en nuestra especie. Los tres primeros meses de 2011 pasarán a la historia del mundo árabe por las revueltas populares en países con gobiernos que parecían asentados y dirigían sus destinos con puño de hierro. Sin embargo, también hay muchas diferencias entre lo que está ocurriendo en Túnez, Egipto, Libia, Yemen, Bahrein y otros estados de la zona. Si en los dos primeros casos, ante el ímpetu de la movilización ciudadana, Occidente hizo recular a sus dirigentes para escenificar una especie de apertura y negociar un cambio de nombres que dejara las cosas como estaban, y en los dos últimos ha respondido con casi total indiferencia a la represión gubermanental de las protestas, en Libia desde el primer momento se ha alentado el derrocamiento armado del coronel Muamar al-Gadafi, que sabían no se iba a prestar a componendas que le alejaran del poder. Y los llamados «rebeldes», entre cuyos líderes hay personas que formaban parte del Gobierno de Gadafi hasta hace pocas semanas, entraron en una guerra que pronto se vio que no podían ganar. No al menos por sí mismos.
Una vez desatada la guerra, y al ver inminente la derrota de sus patrocinados, EEUU, el Estado francés y Gran Bretaña han buscado y encontrado el aval de la ONU a una intervención militar. Una vez más. Ayer comenzaron los ataques aéreos. Y, a partir de aquí, lo que suceda en Libia, África y Oriente Medio puede dejar pequeño cualquier tsunami.

NOTICIA

La Violencia en Libia, ¿Otro “Efecto Egipto”?


La ola de protestas y represión que sacuden a Libia está siendo catalogada desde la prensa occidental como parte del contagio de los sucesos en Túnez y Egipto que asolan al mundo árabe. Sin embargo, las cosas no son tan simples como se las pretende presentar
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Uno de los errores más comunes en el análisis de los sucesos acontecidos en el Magreb y Medio Oriente es que numerosos analistas ya están hablando de todos los casos como parte del "efecto Túnez o Egipto". Así fue como, por ejemplo, se vaticinó que después de Túnez, Argelia sería el próximo país en ceder a las protestas populares, omitiéndose en el análisis el antecedente de la guerra civil argelina durante la década del noventa que jugó como elemento disuasivo en la escalada de la crisis en el país.
Otro error frecuente es "embolsar" los hechos acontecidos en el norte africano como algo "típico del continente". Sin dudas, aunque podríamos vernos tentados a hacerlo, los recientes hechos distan en sus orígenes así como en su desarrollo de la realidad de países de África subsahariana, por mencionar una diferencia. Por otra parte, se ha caído en una sobresimplificación de las particularidades de los países en cuestión, así como de sus hechos históricos, al punto que se compara la Revolución en Túnez y en Egipto con las protestas en Libia, Bahrein o en Irán, mezclándose regiones, causas y hechos.
Debido a ello pueden surgir algunos interrogantes en torno a las últimas novedades del Magreb, como por ejemplo si está Libia sufriendo el "efecto Egipto". ¿Estos movimientos son una novedad consecuencia de los avances de la tecnología como ocurrió en Egipto de manera contundente? ¿El Estado libio ha reprimido para sosegar los movimientos contestatarios que demandan la salida de Gaddafi del poder? ¿Cuáles son los actores que han jugado un rol en los hechos actuales? En el presente artículo intentaremos exponer algunas de las posibles respuestas a tales preguntas.
Libia es un país que en los últimos años perdió presencia en los medios de comunicación mundiales tras recomponer su vínculo con los países de Occidente pero, más que nada, con los Estados Unidos. Tras esto, el país dejó de ser catalogado como una amenaza al gobierno norteamericano y paradójicamente se convirtió en uno de los elementos de estabilidad del continente africano, sobre todo del Magreb, una zona de vital importancia tanto para los Estados Unidos –por su cercanía con Medio Oriente– como para sus socios europeos –por ser una puerta de acceso a este continente–.
Históricamente, Libia ha gozado el privilegio de ser una puerta de acceso a Europa así como también poseer elementos geográficos y culturales que lo posicionaron como un actor multifacético de la arena internacional. Geopolíticamente, su posesión de vastos yacimientos de petróleo y su posición estratégica le sirvieron como herramienta de negociación y presión internacional que a su vez resultó vital como fuente de legitimidad para su régimen en el frente doméstico. Monetariamente, estas ventajas le posibilitaron tejer alianzas y comprar lealtades tanto dentro como fuera del país. Culturalmente, el Islam y la población en su mayoría de origen árabe le dieron un rasgo de identidad con los países del Magreb y de la Península Arábiga; finalmente, su pertenencia al continente africano le dio acceso a una de las masas continentales más grandes del mundo desde la cual Muammar al Gaddafi, líder de la Revolución libia desde 1969, buscó construir su base de poder.
Desde el triunfo de la llamada Revolución Al Fateh se emprendieron en el país una serie de reformas que tuvieron como norte la unidad árabe y cierta idea de justicia social basada en los preceptos del Islam con elementos provenientes del Socialismo. "Revolución Al Fateh" fue el término que denomina al proceso que derivó en la caída de la monarquía de Idris I, el cual se aproxima al significado de "victoria" y designó en sus orígenes una facción palestina creada en 1957 por Yasser Arafat, y que persiguió como principal objetivo la completa independencia del pueblo palestino. En el caso libio, su utilización reflejó la idea de liberación del pueblo de Libia de las manos del colonialismo, al cual la monarquía habría sido funcional permitiendo la injerencia de las potencias occidentales en los asuntos internos del país.
Desde entonces, el régimen comandado por Muammar al Gaddafi tuvo una combinación de religiosidad no teocrática, ideas socialistas, voluntad popular y fuerzas armadas que dio forma a lo que se denominó desde la década del setenta la Jamahiriya Árabe Libia Popular y Socialista, término en teoría aproximado al de "gobierno del pueblo".
Las políticas reformistas introducidas desde sus orígenes generaron tanto seguidores como detractores para el gobierno de Gaddafi, por lo cual podemos decir que los actuales acontecimientos distan de ser nuevos; de hecho, estuvieron latentes durante mucho tiempo.
Es así que, por un lado, los hechos de violencia acontecidos en Libia en las últimas horas y que se han cobrado ya la vida de más de 500 personas no han sido consecuencia de la mera represión del Estado –una reacción que, por lo demás, se corresponde a la tónica adoptada por el régimen libio y emplaza como uno de los principales responsables a Gaddafi quien en última instancia es quien tiene la palabra decisiva en las acciones del gobierno libio desde hace años– sino que han sido también parte de acciones deliberadas de ciertas facciones de las fuerzas de seguridad libias opuestas al régimen desde hace casi dos décadas, como consecuencia de la intención del gobierno libio de crear "milicias del pueblo" destinadas, en gran parte, a reemplazarlas.
Esto explicaría por qué luego de las primeras muertes el gobierno destituyó a dos de los principales encargados de las fuerzas de seguridad del país y posteriormente se siguieron sucediendo las muertes en manos de oficiales supuestamente impulsados por el gobierno. La escalada de la tensión no obstante, llevó a una nueva ola de represión oficial dada la escasa presencia de la prensa internacional que el gobierno libio –creyó– podría aprovechar para actuar con impunidad.
Por otra parte, los líderes tribales también han tenido su involucramiento en los recientes eventos. La vida y estructura tribales en Libia fueron un patrón predominante en la historia del país desde mucho antes de su independencia. Durante la monarquía de Idris I, quien había delegado parte de su autoridad en poderosas familias locales las cuales consolidaron esta base de poder a través de lazos matrimoniales, el "tribalismo" fue un elemento central del Reino Unido de Libia pero también determinó su destino porque muchos libios sentían que su futuro recaía en las decisiones de unos pocos en situación privilegiada.
En función de esto, el gobierno de la Revolución se opuso a la influencia ejercida por estos clanes en los asuntos políticos del país por lo cual buscó debilitar las lealtades tribales existentes y destruir sus organizaciones. Sin embargo, y pese a los esfuerzos del régimen, los factores ideológicos nunca tuvieron el mismo peso que los lazos tribales y de sangre.
La tensa relación que sostuvo por este motivo con las tribus del país, así como por el favoritismo sobre su propia tribu, la Qathafa, le generaron numerosas críticas que están buscando ser canalizadas a través de las protestas actuales. Muchos de ellos están pidiendo el fin de la represión y hasta amenazaron con frenar las exportaciones de crudo. Akram Al-Warfalli, jefe de la tribu Al-Warfalla, una de las más importantes del país, le pidió en horas de ayer a Gaddafi que abandone el país. Asimismo, el jefe de la tribu Al-Zuwayya amenazó: "Cerraremos las exportaciones de petróleo hacia los países occidentales en 24 horas si no cesa la violencia y la represión a los manifestantes".
A estos actores se puede agregar también la presión que están ejerciendo los grupos islamistas que, según algunos expertos, son los mejores posicionados en el país y que han dejado entrever elementos religiosos en sus reclamos a través de eslóganes religiosos como "Dios es grande" y "Muammar [Gaddafi] es el enemigo de Dios".
La insatisfacción en Libia es grande, pero hasta ahora la oposición había permanecido dividida. Casi todas las críticas apuntan al "hermano líder" y su ideología del "dominio del comité popular" que acusan sus opositores acaba directamente entre rejas ante cualquier disidencia.
El hijo de Gaddafi, Seif Al Islam, quien es considerado uno de los más reformistas del régimen, advirtió días atrás por cadena nacional que el país se expone con estos actos violentos a caer en una guerra civil. Si bien advirtió que se buscará combatir los actos de violencia hasta "el último hombre" también dejó entrever la posibilidad de introducir reformas al proponer "nuevas leyes y un debate nacional sobre una nueva Constitución que se puede abrir a partir de mañana si estamos de acuerdo".
La escalada en los actos violentos, sin embargo, pone de manifiesto la división de un país entre sostenedores y detractores del régimen jamahirí. No existe un consenso sobre el futuro de Libia y cabe preguntarnos cuántos están dispuestos a morir o matarse unos a otros por un régimen.
Por otra parte, en medio del caos reinante muchos pierden de vista que de todas las partes involucradas en la presente crisis nadie ha esbozado ni siquiera planes preliminares para el futuro. Todas las voces atacan a Gaddafi y algunos han llegado a pedir su salida del país aunque no el fin del régimen, ignorando que el régimen ha sido durante años producto de la ideología y las decisiones unilaterales del líder libio.
Por otra parte, tampoco han aparecido intereses nacionales que se presenten como alternativas que interpreten el futuro del país en forma abarcativa, sino que las diferentes voces que se han hecho oír responder a intereses sectoriales o rivalidades puntuales entre algunos sectores y el gobierno libio: las facciones militares buscan recuperar su poder y prestigio de antaño; los grupos religiosos defienden la primacía de las estructuras islámicas más tradicionales como las que primaban antes de la Revolución; y, finalmente, los líderes tribales esperan que se les vuelva a reconocer la importancia del "tribalismo" aunque su descontento se centra principalmente en el protagonismo que el clan del propio Gaddafi ha gozado en los últimos años y en el manejo de los asuntos gubernamentales.
Más allá entonces de la validez del reclamo y no obstante la importancia de introducir reformas para alcanzar una forma de gobierno más transparente y respetuosa de las libertades fundamentales en Libia, cabe preguntarnos si Libia podrá sobrevivir a su propia voz. ¿Es posible pensar un futuro en Libia sin la polémica imagen de Gaddafi que, pese a las críticas, supo durante mucho tiempo comprar lealtades y aplacar los intereses sectoriales en pos de un ideal más colectivo? ¿Podrá el gran Jamahiriya árabe sobrevivir a los determinantes que le ha impuesto la propia coyuntura internacional creando presiones sistémicas sobre las que no ha podido tener control?
Sea cual sea la respuesta y en horas en que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se prepara para una reunión de emergencia, por estos días Libia no es igual a Egipto, por su pasado, por su presente, pero sobre todo por su futuro, ante la inexistencia de alternativas visibles y un trabajo concertado incluso entre aquellos que coinciden en que ha llegado la hora de un cambio.

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